Recuerdos Testosterónicos de Barbería

Hace unos días de camino al supermercado, ruta por la cual paso constantemente, decidí pausar y contemplar un viejo lugar que me hizo pensar en viejos recuerdos.

Allí todavía, con sobras de lo que fue la Barbería Venezuela, donde muchos recortes de pelo tuve a manos de Efraín y Otilio, de quienes recuerdo sus nombres solamente por la calcomanía pegada en lo que queda de su puerta de cristal. En aquel entonces, niño al fin, no me importaba recordar los nombres de las personas mayores ¿Pa que carajo?, de verdad.

Pero fue allí donde recibí sínnumeros recortes de pelo cuando mi abuelo nos llevaba a mi y a mi hermano. Era casi como un ritual, mi abuelo casi tenía la tarea de mantenernos acicalaos y monitoreaba constantemente nuestra apariencia. Hoy con el pelo como un hippie, y la barba abundante y picosa leo el aviso que pegaron en la puerta de cristal de la barbería:

AVISO: Por causas ajenas a nuestra voluntad cerramos nuestras operaciones para siempre. ¡Gracias por su auspicio!

Algo de éste mensaje me sorprendió. El hecho de que hallan escrito "...para siempre..." le dió un tono muy definitivo al mensaje. Me pregunto si se fueron enfadados, quizás en alguna riña con el dueño o entre sí, o quizás alguna muerte repentina y desafortunada.

Fue en aquella barbería donde prescencié las macharranerías más insólitas al punto que ni si quiera podría mencionar muchas aquí por que mi sistema las borró sabiendo que no las necesitaría más allá de reirme de ellas. No obstante, recuerdo con gran exactitud imágenes que aunque se me repiten todos los días, sé que de una forma u otra nacieron en aquella barbería de la cual hoy solo queda esa puerta de cristal.

En aquel local "jangueaban" muchos caballeros, era un sitio para ir a desbordar la testosterona pues se barría constantemente con cada recorte. Recuerdo la imagen de éstos viejos hablando alto a la vez, con las patas espatarrás modelando estas tripas gigantes y unas figuras amórfas que correspondían a sus testículos, sus "guebos", que para nosotros estaban quebraos y sin uso. Ésto último debí haberlo escuchado de algún adulto que una vez me dijo: "pssst...Mira, ese viejo tiene el guebo quebrao!" mientras se reía mofándose y hasta el sol de hoy repito la frase depende la ocasión.

Me dió mucha pena ver la barbería cerrada para siempre y con amor recordaba la escencia de lo que fue para mí ésta mi barbería de vecindario (que ya no existe), aquella que siempre tuvo el biombo rojo y azul que daba vueltas. Allí disfruté de aquellos olores tan machos como el Aqua Velva, el talco con el cual te empanaban el cuello como bisté haciendo una nube al final del recorte. Aquel toque hombruno en tus orejas con ese alcoholado mentoso que ardía corriendo por el cerquillo, mientras muchas veces me pasaba el recorte dormido o cabeceando.

Muchas veces prefería dormirme, aunque siempre existía la amenaza de que no me durmiera pues me podían cortar las orejas. Terrible decirle a un niño que si se duerme le van a cortar las orejas, terrible pensar que me despertaría mirándome al espejo, y ver mi nuevo recorte y sin poder escuchar, gritar al verme en el espejo sin orejas y sangre saliendo de los rotitos como dos chorros interminables de Kool-Aid y aquellos macharranes riéndose con una carcajada maligna y castigadora.

Para siempre vivirán en mi éstos recuerdos y hasta el día que venga un desarrollador o alguien con mucho dinero y construya algo más allí, seguiré pasando. Quizás tendré suerte y siga allí aquella puerta de cristal por más tiempo. Ya cuando pasen los años y sea mi oportunidad de tener el "guebo quebrao" y cuando mis niveles de testosterona estén listos, pasaré un día y en el reflejo de la puerta y veré la imagen de Efraín y Otilio. Como un olograma Jedi y con un aura de brillo fantasmagórico ambos me saludarán desde el más allá con sus "guebos" quebrados irradíando luz, entonces en ese momento entenderé todo y la vida será más clara...

Gracias por su visita a los recuerdos...para siempre
Efraín y Otilio